tag:blogger.com,1999:blog-75902745870768205342024-03-13T15:49:23.953-06:00TE DIRÉ MENTIRAS.Cuentitos y relatos cortos. Ejercicios de lenguaje. Mentiras... viles y totales mentiras... donde se esconde la verdad.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.comBlogger95125tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-5602012281476024092015-08-14T18:47:00.002-05:002015-08-14T18:48:07.626-05:0095..<br />
<br />
- Bueno... pues adiós.<br />
<br />
Para cuando al fin tuvo el valor de despedirse, ya todos lo habían dejado solo hacía mucho tiempo.<br />
. Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-81080607398211549232014-02-26T16:42:00.000-06:002015-08-14T18:52:27.655-05:0094..<br />
<br />
Se detuvo un momento a la entrada del café. Estaba nervioso. Arturo echó un vistazo al interior del local y encontró un lugar que le gustaba. Tenía que hablar con Nadia. De pronto, pudo sentir las manos de ella sujetarse de su brazo antes de entrar. Él bajó la mirada, sonrió y se dirigió a la mesa elegida.<br />
<br />
Arturo pidió un frapuccino. Él sabía que a Nadia le gustaban los frapuccinos de ese lugar. Tomó su celular y se conectó a la red del local. Ella seguía la discusión justo donde se habían quedado.<br />
<br />
Nadia: ¿Y qué vamos a hacer?<br />
<br />
Arturo: No sé. Lo he pensado mucho… no lo sé…<br />
<br />
Nadia tardó en responder. Él recibió la bebida y le dio un trago. Ella tenía razón; era muy rica. De pronto la respuesta; dura, implacable.<br />
<br />
Nadia: No podemos seguir así.<br />
<br />
Arturo: ¿Por qué no?<br />
<br />
Nadia: Porque… porque no. Porque ya no se siente bien. Porque ya no es lo mismo. Porque no quiero lastimarte.<br />
<br />
Arturo: Porque está él.<br />
<br />
No había respuesta. Arturo lo sabía. Las cosas estaban bien entre ellos y entonces él. Su tutor de matemáticas, su compañero de escuela, su divertido amigo.<br />
<br />
Nadia: Ya te dije que no es eso.<br />
<br />
Arturo: Y ya te dije que no me mientas.<br />
<br />
De nuevo una pausa. Un reposo para pensar el pretexto adecuado, la evasiva perfecta y echarle la culpa a todo lo demás.<br />
<br />
Nadia: No estamos juntos. Y ya no puedo con esto…<br />
<br />
Arturo: ¿Y por qué no pensaste en eso antes? ¿Y yo? ¿Lo que quiero no cuenta?<br />
<br />
Nadia: ¿Y qué quieres tú?<br />
<br />
Arturo: Que no te vayas…<br />
<br />
Nadia: ¿Incluso si ya no quiero quedarme?<br />
<br />
Ahora fue él quien no respondió de inmediato. ¿Qué puedes decir a eso? ¿Cómo le puedes pedir que se quede? ¿En qué ayudaría? No es como que se pudiera hacer mucho para cambiar las cosas.<br />
<br />
Arturo: Está bien. Tienes razón… ¿Y entonces? ¿Ahora qué?<br />
<br />
Nadia: Ahora… nada… podemos seguir siendo amigos. Si tú quieres.<br />
<br />
Arturo: Sí, claro. Ya sabes dónde encontrarme.<br />
<br />
Nadia: Bueno. Ya me voy. Platicamos otro día.<br />
<br />
Arturo: Ok. Que te vaya bien.<br />
<br />
Nadia: Adiós, Arturo.<br />
<br />
Y así terminó. El tiempo justo para terminarse el frapuccino. Arturo pidió la cuenta y esperó viendo la pantalla de su celular. ¿Qué esperaba? ¿Que se volviera a conectar y le dijera que no, que estaba bromeando, que no había sido un adiós? ¿Que lo había pensado mejor y se había equivocado? ¿Que no podía vivir sin él? Pero seguía esperando. Sabía que eran los primeros minutos de muchos días, semanas, meses de esperar, de imaginar cómo regresaría a pedirle perdón, de soñar con que todo se arreglaría, con la posibilidad de viajar hasta el otro lado de la República para verla por primera vez y que se arrepintiera, le regalara un primer beso y le dijera que lo amaba igual que hace 2 semanas cuando se conocieron por Facebook.<br />
<br />
Pagó, apagó el celular y se dirigió a la salida sin compañía, igual que 20 minutos antes, pero ya sin poder imaginar sus manos, sus pasos, su sonrisa que había visto en tantas fotos. Arturo salió del local un poco más solo de lo que había entrado.<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-65296340664597310772013-10-17T18:21:00.000-05:002013-10-17T18:21:43.069-05:0093..<br />
<br />
- ¿Y entonces…?- dijo Marco.
<br />
<br />
La primera vez que Claudia quiso decir adiós fue un desastre. Su primo se iba a vivir a otra ciudad con su mamá y el día que se lo informaron a la familia Claudia lloró mucho. Quería mucho a su primo y no veía cómo podía volver a hablar con él: entonces no existían teléfonos celulares ni correos electrónicos, sus padres jamás le permitirían hacer llamadas de larga distancia y escribir una carta le parecía tarea titánica. Sabía, de forma instintiva, que su primo se iría de su vida para siempre. Ese mismo día cuando tenían que despedirse, los dos niños, con lágrimas de un dolor que sólo puede sentirse a los 7 años y el mundo parece inmenso, se dieron un largo abrazo. Él se limpió los mocos, tendió su mano y dijo “Adiós, Claudia”, ella abrió la boca y algo se atoró en su garganta. Quiso sacarlo. Quiso decirlo. Quiso escupirlo y su garganta se cerraba más, más, más. Su corazón latía tan fuerte y el adiós parecía una bola de metal con picos alojada en su tráquea. Tosió, jadeó, vomitó, pero el adiós no pudo salir. Su primo se fue llorando más fuerte y pensando que ella no quería despedirse. Al final, tuvo razón: nunca lo volvió a ver.
<br />
<br />
Claudia veía a los ojos de Marco. Había dolor. Había rencor. Había trazos del amor que reconoció en ellos 7 años antes. Él esperaba una respuesta y ella esperaba que todo acabara rápido, sin pena ni gloria, pero sobre todo sin palabras. No sería así. Marco quería que doliera. Marco no perdonaba los silencios ni las distancias ni la vida juntos que se había vuelto tan pesada. Claudia no sabría decir qué pasó ni cuándo, pero llegó el día en que ya no estaba en su casa, junto a Marco, sino en algún lugar indistinguible y diferente, mientras él le contaba de las juntas y los clientes. Sabía que tenían que despedirse y Marco también. Eso era lo que él quería.
<br />
<br />
Claudia nunca pudo decir adiós. Incluso los inocuos hasta-luegos, nos-vemos y te-cuidas-buena-suerte le costaban trabajo. Con los años aprendió a dar una especie de sonrisa incómoda y una inclinación de cabeza que daban a entender que era su momento de partir y que en otra ocasión de la vida se volverían a encontrar, pero nadie esperaba nunca una despedida de su parte. Incluso pensar en un adiós era incómodo y le dificultaba la respiración.
<br />
<br />
Y Marco lo sabía.
<br />
<br />
- ¿Entonces? Dilo, Claudia… dilo…
<br />
<br />
No bastaba lo dicho ya, ni las heridas causadas. Marco quería que doliera, que de verdad lastimara. No se iría, no daría un solo paso hacia la puerta, sin escucharla decir adiós. Claudia casi no había llorado mientras él se estremecía y recitaba una larga lista de quejas y rencores, e incluso se sentía culpable porque, en medio de la tormenta de angustia, ella no había sentido más que una ligera incomodidad. Hacía ya tiempo que Marco no le despertaba más que pequeños simulacros de sentimientos.
<br />
<br />
En su primer intento le dio un ataque severo de tos. Marco la seguía mirando, sin ir a buscarle un vaso de agua como lo hacía antes. Con la laringe irritada volvió a intentar y su garganta se contrajo, dejando entrar solo un hilo de aire entrar a sus pulmones. La pesada mirada de Marco hacía todo peor. Comenzó a convulsionar como si algo quisiera salir por su garganta. Él seguía impasible. Los ojos de Claudia se llenaron de lágrimas a la primera arcada del vómito. Una substancia purpúrea llenó el piso del departamento que solía ser el hogar de ellos 2. Marco no hizo ni siquiera un gesto de repulsión y sólo seguía viéndola, con los brazos cruzados, los ojos fríos y las emociones secas. Su pecho le palpitaba como un enorme tambor y para su tercer intento, Claudia apenas pudo sacar un gemido que murió cuando algo subió por su tráquea.
<br />
<br />
Quiso detenerse, volver a hacer su gesto con la cabeza y detenerlo ahí, pero Marco no lo permitiría. Por un momento pensó en pedirle perdón, en decirle que todo había sido un error, que en realidad nunca lo había dejado de amar y que siguieran como siempre, pero el vacío parecía tan grande que tampoco podía dar marcha atrás. Él la miraba. Ella lloraba y gemía y se retorcía y todo su cuerpo dolía con cada intento de decir lo que debía decir. De pronto, su garganta se expandió y pudo sentir que lo que quiera que fuera que bloqueaba el camino comenzaba a salir. Trató más fuerte y su boca se abrió más. Siguió esforzándose, a pesar del dolor, a pesar del llanto, a pesar de sentir que todo su ser estaba en contra de hacerlo. Por fin, en un último intento descomunal, logró sacar de su pecho aquello que debía sacar, cayendo de rodillas ante él.
<br />
<br />
- Adiós- sonó como un susurro húmedo, suave, gutural.
<br />
<br />
Y ahí, entre las dos personas que lloraban con un dolor que sólo se puede sentir a los treinta y tantos y el mundo se ha vuelto de golpe tan pequeño, estaba el palpitante corazón de Claudia, envuelto en sangre y vilis, que nunca aprendió a decir adiós sin querer quedarse atrás.
<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-4579228188810963082013-10-16T12:38:00.001-05:002013-10-16T12:38:19.754-05:0092..<br />
<br />
Había llegado el momento de irse. Echó un largo vistazo al lugar que hasta entonces había sido su casa. Cerró los ojos y lanzó un suspiro. Le dio un beso a su madre y la comenzó a doblar. Primero en dos, después en cuatro, hasta hacerla lo suficientemente pequeña para que cupiera en su maleta. Después dobló su casa. Guardó todo y se fue a emprender su nueva vida sin tener nunca que decir adiós.<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-4908353988258652572013-10-14T18:27:00.004-05:002013-10-14T18:29:18.122-05:0091..<br />
<br />
Parecía que siempre se estaba despidiendo. Incluso sus holas tenían un aire a adiós. Estaba en su mirada que se posaba más allá del acá en que todos vivían, estaba en sus frases que inequívocamente terminaban como si quedara un pero colgando de su lengua, estaba en sus pies que todo el tiempo parecían encaminarse a la salida.<br />
<br />
Siempre se despedía, de todo y de todos. Por eso todo y todos le decían adiós, hasta nunca, ojalá no vuelvas, en cuanto lo veían llegar. Y en ese ir por la vida despidiéndose, un día se despidió de sí mismo y nunca se volvió a ver.
<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-10114640622540727122013-09-13T14:58:00.004-05:002013-09-13T14:58:44.798-05:0090..<br />
<br />
Se entregó tanto a su creación que, cuando acabó, se sorprendió de descubrir que le faltaban miembros, órganos, piel…<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-10303917711329243402013-09-13T14:36:00.000-05:002013-09-13T14:36:01.766-05:0089..<br />
<br />
Al fin había logrado que su creación fuera un reflejo profundo de su ser interior. Embelesado, lo veía destruir todo lo que alguna vez se dijo querer, descubriendo que, al final, siempre hubo una parte de sí mismo que no conocía.<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-34092098713161182482013-09-13T14:15:00.005-05:002013-09-13T14:15:48.173-05:0088..<br />
<br />
Quería crear un mundo nuevo, mejor, ideal. Apretó el botón y el universo implotó. Poco sabía que nadie quedaría para volver a apretarlo y reiniciar su creación.<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-7154245891170738492013-09-03T13:29:00.003-05:002013-09-03T13:29:52.388-05:0087..<br /><br />El hombre que se creó a sí mismo: Cada mañana, orgulloso, se encendía, se acicalaba y se mandaba al mundo. Pero también, cada noche, a su regreso, al verse con la energía agotada, descuidado, golpeado, lamentaba tanto no contar con una garantía de fabricante.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-67744080978478462262013-08-26T19:29:00.000-05:002013-08-26T19:29:10.151-05:0086..<br /><br />El día que las cosas se levantaron para destruir a sus creadores, los que sufrieron las torturas más terribles fueron aquellos que dejaron sus creaciones inconclusas.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-7733003485002134962013-08-09T13:26:00.003-05:002013-08-09T13:26:58.057-05:0085..<br /><br />Para sorpresa de propios y extraños, el apocalipsis llegó hace muchos años: Había comenzado justo en el momento en que dejamos de sentir el dolor ajeno.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-21661878376546171092013-08-09T13:12:00.002-05:002013-09-13T15:03:29.149-05:0084..<br /><br />Suena el teléfono…<br /><br />
- ¿Bueno?<br /><br />
- Hola, ‘pá…<br /><br />
- Ah, eres tú. ¿Cómo estás?<br /><br />
- Bien, ‘pá. Bien. Festejando con unos amigos… ¿Y tú?<br /><br />
- ¿Y qué festejas tú? Ya es tarde…<br /><br />
- Nada, ‘pá, bueno, sí, un poco. Es que me ascendieron en el trabajo y los compañeros, ya sabes, querían invitarme un trago.<br /><br />
- ¿Te ascendieron? ¿Y cuánto te aumentaron?<br /><br />
- No, bueno… no me dieron un aumento, en realidad. Es un… o sea… es un mejor puesto y, si en 3 meses ven que puedo con el puesto, entonces me ajustarán el sueldo…<br /><br />
- ¡”Te ajustarán el sueldo”! Te están viendo la cara, hijo, no seas tonto. Si te están dando el puesto, lo normal es que te den el sueldo.<br /><br />
- No, ‘pá, no… así no es acá. No entiendes cómo…<br /><br />
- Sí, hombre, sí. Ándale, que te sigan robando.<br /><br />
Silencio.<br /><br />
- ¿Y tú, qué haces, ‘pá?<br /><br />
- Estaba por irme a dormir.<br /><br />
- Ah…<br /><br />
- Ya es tarde.<br /><br />
- Yo sé, yo sé…<br /><br />
- Apenas me acabe esta cerveza ya me voy a dormir.<br /><br />
- ¿Sigues bebiendo, ‘pá?<br /><br />
- ¿Cómo que si sigo bebiendo? No estoy borracho, eh. Sólo es una cerveza para poder dormir y ya.<br /><br />
- Papá, el médico te dijo que no deberías tomar nada de alcohol; te hace daño…<br /><br />
- El pinche doctor qué va a saber. Es sólo una cerveza…<br /><br />
- No, ‘pá, no es que sea una ni muchas, es que…<br /><br />
- Bueno, ¿qué? ¿Me vas a regañar o qué? Ahora resulta que tú me vas a decir qué hacer.<br /><br />
- Tienes que cuidarte, ‘pá. Acuérdate que mi mamá…<br /><br />
- Tu mamá no está.<br /><br />
- Ya sé. Por eso. Acuérdate…<br /><br />
- ¡Nada! ¡Tu mamá no está! ¡Ya no está!<br /><br />
- Bueno, ¿y de quién es la pinche culpa, eh?<br /><br />
- ¡Ah! ¡Ahora es mi culpa!<br /><br />
- Bueno, no… la cosa es…<br /><br />
- La cosa es que tu mamá ya no está aquí. ¿Es mi culpa? Dímelo… ¿Es mi culpa?<br /><br />
- ¡No! No sé… No… Pero tienes que cuidarte, ‘pá. Acuérdate que le prometiste…<br /><br />
- Ya, ya, ya. Es sólo una puta cerveza. Ya. Y además es light y sabe a meados.<br /><br />
Otro silencio.<br /><br />
- ¿Y cómo está tu familia? ¿Tu mujer?<br /><br />
- Bien. Bien. Creo que bien…<br /><br />
- Ya es muy tarde. Seguro tu mujer está preocupada…<br /><br />
- Sí… no, no creo, la verdad.<br /><br />
- ¿Cómo no? Tú de borrachote y ella preguntándose donde estás.<br /><br />
- Papá, ella no… no…<br /><br />
- Al menos ya le hablaste, ¿no? No eres tan pinche desobligado.<br /><br />
- Je… claro. Como tú hablabas a casa cuando te ibas con mis tíos, ¿no?<br /><br />
- No es lo mismo. Ustedes sabían que estaba con la familia, que estaba bien, que sabía cuidarme solo.<br /><br />
- ¿Y yo no? ¿Es lo que dices?<br /><br />
- Pues no. Y se nota. Todavía actúas como un niño chiquito que no sabe cuidar a su familia.<br /><br />
- Mi familia… Papá, ellos…<br /><br />
- Ellos están preocupados por ti. Ya vete a casa, hijo. Duerme la mona y luego hablamos.<br /><br />
- Ok, ok…<br /><br />
De nuevo silencio.<br /><br />
- ‘Pá…<br /><br />
- ¿Qué pasó?<br /><br />
Más silencio.<br /><br />
- ¿Estás bien?<br /><br />
- Sí, sí…<br /><br />
- ¿Necesitas dinero?<br /><br />
- No, ‘pá, no… sólo…<br /><br />
- ¿Qué?<br /><br />
- Buenas noches, ‘pá.<br /><br />
- Buenas noches, hijo. Y oye…<br /><br />
- Dime.<br /><br />
- Cuídate, por favor.<br /><br />
- Sí. Adiós.<br /><br />
Un lado de la línea cuelga el teléfono. Del otro, un aliento con aroma a alcohol se estrella con el auricular esperando algo que no va a pasar. Después de unos segundos, también cuelga.
<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-72524895298595616392013-08-02T15:02:00.000-05:002013-08-02T15:02:06.622-05:0083..<br />
<br />
No sabía que pensar doliera. De verdad, no lo sabía. Para mí era normal la ligera presión en los costados del cráneo, perder el foco de visión, la necesidad de acariciarme la nuca cuando me concentraba en algo. Nunca sospeché que todo eso fueran síntomas de dolor al pensar. Y no lo habría descubierto si no hubiera probado el Encefalodol.<br />
<br />
Yo tampoco creía que fuera cierto cuando vi los primeros comerciales. Tenía mis dudas cuando lo hicieron gratuito en el Seguro Social. Pero después de que mi médico familiar me dijo que todo lo que tenía era dolor de pensamiento, al probarlo, todo me quedó claro. No sabía. No sabía nada.<br />
<br />
Es una especie de gorro de baño con algunas agujas y cosas que se te pegan en la cabeza. Viene con una pila que dura aproximadamente un mes. Sólo te lo pones y en seguida descubres que has pasado toda tu existencia con un dolor constante. La vida se ve distinta; todo es mejor, nada te molesta y el mundo entero es más… fácil. No pasó ni un día para que me sintiera mucho mejor. Excepto, claro, cuando llegaba el miedo.<br />
<br />
Todo me asustaba. No era un terror brutal, paralizante, no. Era sólo ese desasosiego que uno siente al cruzar una calle, cuando un desconocido te ve por mucho tiempo en la calle, después de los noticieros. Había una amenaza profunda en algún lugar dispuesta a saltar sobre mí, pero no podía saber cuándo ni dónde. Mi doctor me dijo que era algo normal, que el Encefalodol podía tener ese efecto secundario, pero que me relajara y dejara que todo siguiera su cauce. Así que eso hice, pero el miedo seguía.<br />
<br />
Y entonces sucedió. Dijeron en las noticias que el miedo era porque aquellos que no usaban el Encefalodol seguían pensando, se rehusaban a dejar de sentir dolor y eso los volvería locos. Nos informaron de sus planes de quitarnos la medicina y regresarnos la agonía. Era intolerable. Esa noche todos salimos a buscar a los culpables. Los encontramos y los arrastramos a las calles y les gritamos que se equivocaban y golpeamos sus rostros y arrancamos sus ropas y apaleamos sus cráneos y rompimos sus huesos y vaciamos su sangre… y por un segundo, ya tampoco había miedo.<br />
<br />
Así seguimos. Así vivimos. Sin pensar, con un miedo punzante y la esperanza de que nos vuelvan a decir de quién es la culpa para volver a sentirnos seguros y saludables otra vez.<br />
<br />
Yo no sabía. No sabía que pensar puede doler tanto…<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-48053440060774280212013-07-23T19:36:00.000-05:002013-07-23T19:36:18.653-05:0082..<br />
<br />
- Y dígame: ¿Dónde le duele?<br />
<br />
- En el alma, doctor. Me duele en el alma.<br />
<br />
- ¿Có… cómo dice?<br />
<br />
- Eso, que me duele el alma, doctor. No, por favor, no me mire así. Créame. Es un dolor horrendo, profundo, lacerante. No puedo seguir así, doctor; lo llevo conmigo desde hace mucho…<br />
<br />
- No… a ver… espere… ¿Cómo es que sabe que le duele el alma?<br />
<br />
- No lo sé, doctor, no en verdad. Sólo… sólo es lo único que queda. Empezó hace un par de años: al principio era un dolor ligero pero molesto; como cuando empieza un dolor de muelas o te tuerces un tobillo o tienes una uña enterrada… ¿Sí me entiende, doctor? Es un dolor por el que no puedes hacer nada, pero está ahí, dejándote vivir, siempre presente, constante, vibrante. Nunca se iba. Nunca. Cuando comenzó a acrecentarse fui al hospital pero no encontraron nada. No podía decir dónde me dolía, cómo me dolía… sólo sé que dolía mucho…<br />
<br />
- ¿Y qué le dijeron en el hospital?<br />
<br />
- ¿Usted qué cree, doctor? Lo mismo que está a punto de decirme usted. Me mandaron con un psiquiatra. Pasé meses dormido, cambiando de antidepresivos a ansiolíticos a antipsicóticos… sin un solo cambio. Al final ellos también se rindieron, doctor…<br />
<br />
- Pero podría haber muchas causas; neurológicas, óseas…<br />
<br />
- Eso me dijeron y no encontraron nada. Me han metido y sacado todo tipo de cosas, doctor, y sigue doliendo. Y sigue creciendo. No para, doctor, no para nunca. Me duele, doctor, me duele el alma… ayúdeme, por favor…<br />
<br />
- Ok… digamos… digamos que es así, que le duele “el alma”. ¿Por qué no busca ayuda espiritual? ¿Ha intentado con la religión, haciendo yoga, meditando…?<br />
<br />
- Todo, doctor, todo. Fui a todas las iglesias que hay en el país; les di millones y nada ha cambiado. He ido con curanderos, chamanes, espiritistas… y mi alma vomita. Está infectada, está rota… Quizá se fracturó cuando murió mi esposa. O tal vez le entró un virus cuando mi hija se escapó con su novio. Puede ser que se haya constipado cuando me dieron un ascenso por encima de un compañero que lo merecía más y no dije nada. No lo sé… Por favor, doctor, ayúdeme o máteme o llévese mi alma, doctor. Se la regalo…<br />
<br />
El médico miró hacia todos lados. Pensó en su educación, en los años invertidos en la facultad, su residencia, la especialización en el tratamiento del dolor crónico. Miró su librero, el diploma, los volúmenes de farmacopea. Sintió miedo. Pavor y desconsuelo. Un frío sudor apareció en su frente. En los ojos del paciente vio una desesperación que no había visto nunca, un dolor profundo desconocido en los años de tratar el reumatismo o la neuralgia y eso le dejaba solo con el dolor ajeno. No podía dejarlo pasar.<br />
<br />
- Creo… creo que tengo algo. Espere… aquí, por favor.<br />
<br />
Se levantó de su asiento y salió del consultorio. Regresó con un bote de medicamento lleno de pastillas de menta. Le contó al hombre un cuento de tratamientos experimentales, zonas inexploradas del cerebro, pulsos electromagnéticos y medicamentos electro-sensibles, y todo con tal de mandarlo a casa. El hombre le escuchó atento, cada vez más ilusionado y con los ojos llenándose de lágrimas. Al final, el adolorido paciente abrazó al galeno y se fue a sufrir su penosa esperanza.<br />
<br />
El doctor cerró la puerta y se fue a sentar, en silencio, con una sonrisa conforme. Sólo podía ser un dolor fantasma, presión inexistente, un caso de hipocondría severa. Eso se repetía una y otra vez, cada que recordaba la mirada quebrada, el cuerpo débil, el gesto de profundo y enloquecedor sufrimiento.<br />
<br />
Tardó un poco en dejar entrar a sus siguientes pacientes. Sobre todo porque, de pronto, comenzó a sentir un dolor pequeño, incómodo, vibrante, que venía de ninguna parte, pero se parecía un poco al inicio de un dolor de muelas.<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-18736142798472572502013-07-22T18:43:00.003-05:002013-08-02T15:09:42.353-05:0081..<br />
<br />
- Créeme; esto me duele más a mí que a ti- dijo mamá.<br />
<br />
El primer cinturonazo se estrelló en el trasero del niño con un rotundo tronido. Él apretó los dientes y ella soltó un ligero sollozo. El segundo impacto fue como el primero y las lágrimas rodaron por las mejillas del pequeño. Para la tercera nalgada, él ya lloriqueaba y su madre seguía sollozando, haciendo que el cuarto golpe se desviara hacia las piernas y el quinto se estampara en la base de la columna, con un grito estridente del niño.<br />
<br />
Mamá se sentó en la cama con los ojos húmedos. Su hijo se levantó y salió corriendo hacia su cuarto, alejándose de la alcoba de su madre. Ella- sola, al fin sola- se soltó a llorar sonoramente, tratando de percibir su cuerpo: En la espalda había un latigazo sangrante que se formó con la primer nalgada; en el tobillo izquierdo pulsaba una luxación que le apretaba la piel en la media desde el segundo golpe; con el tercer cinturonazo se le había infectado una muela y ahora se le comenzaba a inflamar la cara; para el cuarto impacto sintió el primer cólico renal y en el quinto sintió la sangre correr por su entrepierna cuando los cálculos bajaron de prisa hasta su vejiga y pugnaron por salir.<br />
<br />
Lloró un buen rato. Lloró sola. Lloró y pensó en cómo explicarle al doctor que en esa casa no había nada ni nadie que la lastimara tanto como el amor a sus hijos.<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-63670564943033540112013-07-22T17:49:00.004-05:002013-07-22T17:49:45.805-05:0080.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-eE7yEXBFG6k/Ue22-lAG5nI/AAAAAAAAAsU/P0232RIoSUA/s1600/cuentito.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="217" src="http://4.bp.blogspot.com/-eE7yEXBFG6k/Ue22-lAG5nI/AAAAAAAAAsU/P0232RIoSUA/s320/cuentito.jpg" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<span style="font-style: italic;">Ilustración realizada por Carlos Ceballos Méndez, reproducida aquí con su autorización.</span> </div>
<br />
.<br />
<br />
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman";">Cuando el hombre quiso crear
ángeles el resultado fue monstruoso. Seres deformas, con alas inútiles, llenos
de vergüenza y sin alma. Fue tan fatal el resultado que también tuvieron que
crear un infierno para tirar a esos ángeles imperfectos que tanto les recordaban
a ellos mismos.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman";">. </span></div>
Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-32137062012156579232013-05-09T12:26:00.000-05:002013-05-09T12:26:10.312-05:0079.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-zXE4AF1wtRM/UYvZc2KkUeI/AAAAAAAAArk/DlpB9-oHexo/s1600/monkeyman.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="http://4.bp.blogspot.com/-zXE4AF1wtRM/UYvZc2KkUeI/AAAAAAAAArk/DlpB9-oHexo/s400/monkeyman.jpg" width="272" /></a></div>
<br />
<blockquote>
<span style="font-style: italic;">Ilustración realizada por Carlos Sancho, reproducida aquí con su autorización.</span></blockquote>
<br />
.<br />
<br />
Lo único bueno que salió cuando los loquitos lograron que les diéramos los mismos derechos a los animales que a los seres humanos, es que desde entonces les podemos vender cerveza, cigarros, zapatos de marca…<br />
.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-21102670530526493622012-03-23T14:25:00.003-06:002012-03-23T14:26:40.977-06:0078.<a href="http://2.bp.blogspot.com/-xw3R0dojTSw/T2zcSgt5u_I/AAAAAAAAAnM/MaJeg14AV6Q/s1600/kid_krampus.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 400px;" src="http://2.bp.blogspot.com/-xw3R0dojTSw/T2zcSgt5u_I/AAAAAAAAAnM/MaJeg14AV6Q/s400/kid_krampus.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5723191437059275762" /></a><br /><blockquote><span style="font-style:italic;">Ilustración realizada por Renato Guerra, reproducida aquí con su autorización.</span></blockquote><br />.<br /><br />- Eres un demonio, Yunta- dijo su padre mientras sellaba la ventana. La luna adornaba su rostro severo con lo que parecían cientos de perlas brillantes al reflejarse en su sudor. Su padre era duro pero estaba visiblemente impactado-, un verdadero demonio.<br /><br />Yunta agachaba la mirada, avergonzado, viendo el piso de madera, sus pezuñas negras, su voluminoso vientre peludo y verde. Él se sabía responsable de ese enojo y le incomodaba. Cuando su padre estuvo satisfecho de que nada podría salir ni entrar se volvió hacia él.<br /><br />-Mírame, Yunta- el niño alzó la mirada y sintió la mano rápida, dura de su padre que le arrancó de entre los labios un hueso con restos de carne que estaba royendo. El señor quería decir algo más, pero no pudo. Le dio la espalda, tomó el costal rebosante de trozos medio comidos de bebés y salió de su habitación.<br /><br />Yunta se acercó a la ventana y constató el buen trabajo de su padre. Le costaría mucho volver a abrirla. ¿Cómo no hacerlo cuando la noche le llamaba, le atraía y lo llevaba a esas casas abiertas, esas carnes suculentas, esos cuerpecitos frágiles de delicioso sabor?<br /><br />Podía escuchar la habitación de sus padres por las delgadas paredes. Ella lloraba y él se oía asustado, preocupado. Yunta sabía que estaba mal, que no debería hacerlo; sus padres se lo habían dicho mil veces, pero nunca con tanto enojo como ahora. Yunta sabía por qué. Rozó con su garra el frío vidrio de la ventana, queriendo acariciar la noche. En la ciudad, cien bebés soltaron en llanto al mismo tiempo. Yunta sonrió.<br /><br />En poco tiempo tendría un hermanito.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-10188039682842156822012-03-06T18:50:00.002-06:002012-03-06T18:52:59.473-06:0077.<a href="http://4.bp.blogspot.com/-HTon-ZOVH50/T1axFPqD0nI/AAAAAAAAAmU/1QCnluYsxLg/s1600/Playa"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 250px;" src="http://4.bp.blogspot.com/-HTon-ZOVH50/T1axFPqD0nI/AAAAAAAAAmU/1QCnluYsxLg/s400/Playa" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5716951480653828722" /></a><br /><blockquote><span style="font-style:italic;">Ilustración realizada por Yaro Ruiz, reproducida aquí con su autorización.</span></blockquote><br />.<br /><br />- El frío es eterno- dijo su hermana mayor, recordando toda una vida en la oscuridad, rodeados de nieve, oyendo las voces de su infancia que hablaban del hielo infinito y la pobre subsistencia subterránea. El frío siempre había estado ahí, para abrazarlos, vigilarlos, educarlos. El único helado mundo para ellos eran las cuevas, las cerradas cacerías de ratas y cucarachas, las antorchas y fogatas de pocos minutos para no terminar el combustible ni el aire. Hasta que terminó; las ratas huyeron, las cucarachas escasearon y el frío entró por la roca a abrazarlos más fuerte.<br /><br />- El frío es nuestra madre- susurró su hermano menor con el corazón lleno de leyendas y cuentos, con la voz de su abuela que le explicaba que el hielo era tan viejo que los hombres nacían tapados, que las chamarras y suéteres eran en realidad su piel, con las canciones de su mamá de criaturas que nacían de la nieve y las piedras, del fuego que huyó derrotado ante la helada infinita. Su corazón empequeñecido, congelado, no podía procesar como todo ese mundo había muerto, uno a uno, de hambre y locura, hasta dejarlos solos, fuera de las cuevas, buscando sobrevivir.<br /><br />- El frío también nos abandonó- dijo él, sufriendo cada día de viaje en los pies y la espalda, con el hambre por los escasos animales encontrados entre el hielo húmedo y las pesadillas de ver luz sin antorchas, sin fuego, sin humo. Frente a él estaba el horizonte, un horizonte azul, lejos del paisaje blanco y gris, sucio, de los días de sobrevivencia en la superficie. Detrás de esa roca había un piso extraño lleno de arena, piedras finas, diminutas que no se clavarían en los pies, y después había agua. Mucha agua. Azul, profundo azul que se extendía hasta el fin del mundo.<br /><br />Sin saber por qué, dio un paso para saltar el montículo que lo separaba de ese mar. Sus hermanos gritaron y trataron de detenerlo, pero él se adelantó, por instinto, lleno de inconsciencia, casi mareado. Sus brazos comenzaron a quitarse la chamarra y los kilos de tela que llevaba encima; se arrancaba la piel con la que nació y que al sentir su peso siempre le había dado tranquilidad. Sólo quedó con apenas unos trapos encima, mientras sus hermanos le miraban asombrados, molestos, asustados. Cuando sus pies sintieron la humedad entre sus dedos, se detuvo. Sonrió, puso sus manos a la espalda y levantó su rostro para recibir de lleno la poca luz y el ligero calor de esa antorcha gigantesca que alguien había encendido en el cielo.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-31437265882331292482012-03-05T19:33:00.002-06:002012-03-05T19:47:55.728-06:0076.<a href="http://3.bp.blogspot.com/-FjBnDIZJEHw/T1VpsWGi5TI/AAAAAAAAAmI/IZm-R0ik78U/s1600/Guerrero"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 300px; height: 400px;" src="http://3.bp.blogspot.com/-FjBnDIZJEHw/T1VpsWGi5TI/AAAAAAAAAmI/IZm-R0ik78U/s400/Guerrero" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5716591512584906034" /></a><br /><blockquote><span style="font-style:italic;">Ilustración realizada por Héctor García, reproducida aquí con su autorización.</span></blockquote><br />.<br /><br />Su vida era la guerra. Su aliento tenía gusto a sangre. Las noches eran vigilias y los días acechos. No tenía rostro, no tenía pasado, no tenía nombre. Su cabeza estaba cubierta con un casco que él mismo se hizo con la cara que veía en los ríos cuando se lavaba desde pequeño; la faz del cazador. Cubría su cuerpo casi desnudo con las pieles de animales que mataba en los bosques, las sabanas, las estepas.<br /><br />Había perdido un brazo en una batalla hace mucho tiempo, pero lo compensaba con su arma favorita: Un hacha tosca que su padre le regaló. Esta herramienta era un apéndice más, una parte de su cuerpo. La movía grácilmente y con facilidad, a pesar de su peso. Era letal al impacto, precisa en la batalla, contundente al despachar al enemigo caído. Amaba esa hacha más que a su malogrado brazo.<br /><br />Al amanecer salía de su refugio y se lanzaba a la batalla. Había visto una guarnición de exploradores del rey internados en el pantano. Los había observado ya por un par de días y medido sus capacidades. 6 hombres con armaduras, escudos, lanzas y arcos. Cobardes queriendo jugar como hombres. Todo estaba listo y sabía que su momento había llegado. Los exploradores estaban reunidos juntando sus datos. Se dejó caer tras ellos y comenzó la masacre: Un golpe rápido rompió un torso en dos. Otro, con el mango, hizo sangrar una nariz para después abrir el cráneo como una fruta madura. Pero uno de los hombres, más rápido de lo que había supuesto, llegó por su espalda y trató de sostenerlo, se revolvió y quiso lanzar el filo del hacha hacia su oponente, pero otro más le torció el brazo para obligarlo a soltar su arma. Habría sido más fácil que dejara caer su cabeza. Se defendió y gritó, pero cuando otro sobreviviente le golpeó el estómago, su mano aflojó y su hacha quedó en manos enemigas. El hombre tomó su brazo, su mano, sus dedos y lo lanzó contra una roca. El hacha vieja, de metal cuarteado, oxidado, se estrelló de canto y se rompió.<br /><br />-<br /><br />Se quitó el casco de ramas secas y se hincó junto a su arma. Sus ojos se nublaron y comenzó a llorar. Lloró como nunca, con toda la furia de un corazón destrozado contra una piedra. Su madre llegó al escuchar sus gritos. Encontró a otros progenitores enfurecidos por los rudos juegos de su único vástago, con los que solía golpear a otros pequeños en el parque. Ella trató de calmarlo, de decirle que le compraría otro juguete, pero él sabía que no sería igual, no sería aquella hacha de plástico y madera que su padre le regaló antes de partir. El experimentado guerrero nunca se había sentido tan viejo con sus 8 años encima, y su madre lo llevó a casa sin lograr calmarlo. Su mano estaba sobando ese brazo incompleto con el que había nacido pero que, a veces, podía jurar que le dolía.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-84201093242398703442012-03-02T13:59:00.001-06:002012-03-02T13:59:52.277-06:0075..<br /><br />Quería borrar toda característica humana, biológica de sí mismo. Mandó construir un cuerpo robot perfecto, brillante, fuerte y eterno. Platino, aluminio, cobre, oro formaban al ser que siempre quiso ser. Transmitió su cerebro a la entidad cibernética y le dijo adiós al instinto, los sentimientos y las patéticas necesidades mortales.<br /><br />El problema empezó a los 2 días: Tras 40 horas de iniciar su nueva existencia, se sentía cansado, con sueño y mucha hambre. Era imposible y lo sabía, pero eso no quitaba esas sensaciones de su conciencia. Su cuerpo no se apagaba; tenía celdas solares que lo mantenían siempre con energía. No tenía estómago, no tenia boca por lo que no podía recibir bocado alguno.<br /><br />La necesidad era desesperante. Buscaba alimentos y los restregaba en su frío rostro metálico. Tapaba las cámaras que eran sus ojos buscando la oscuridad del sueño, pero nunca podría cerrarlos.<br /><br />Murió casi una semana después, dejando un cuerpo robótico casi nuevo, perfecto, brillante, fuerte y eterno. Nadie había perfeccionado la autopsia robótica, pero si alguien hubiera analizado en qué falló este experimento, fue que su instigador y ujeto de pruebas había olvidado lo fuerte que es el instinto humano.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-74626496627127559842011-11-03T17:55:00.000-06:002011-11-03T17:56:57.012-06:0074..<br /><br />Era verla y vivirlo todo de nuevo. Siempre queda algo por decirnos, cosas por vivir. Cada reencuentro es una oportunidad de hacer que todo salga bien. Ella es bellísima, brillante, encantadora. Volver a verla es mirar los ojos de la mujer de mi vida.<br /><br />Sin embargo, siempre nos pasa igual. La pasión se desgasta con cada día de rutina e idiosincrasias. Se vuelve intolerable su risa de costumbre, su actitud pasiva, sus roces fríos.<br /><br />Es cuando sé que llega el momento: La desactivo, destruyo su cuerpo sintético descargando la terrible frustración de perderla y la tiro como chatarra.<br /><br />Entonces me toca esperar. Sólo son unos cuantos meses para abrir la cochera y encender otro androide del mismo modelo y comenzar de nuevo. Esperar decir, esta vez, las cosas correctas, de hacerlo todo bien.<br /><br />Y es que en los meses que no está la extraño tanto.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-24450454124739666322011-11-03T17:36:00.001-06:002011-11-03T17:36:47.496-06:0073..<br /><br />Apenas le llegó el rumor de que los muertos se levantaban de sus tumbas, le faltó tiempo para salir corriendo a buscarlo.<br /><br />Cuando lo encontró, con ese andar pesado, la mirada vacía, la piel podrida, los brazos levantados, cubrió su boca con el puño para callar un sollozo y se lanzó a abrazarlo.<br /><br />Al sentir sus dientes carcomidos rasgar su piel, ella sintió que era como volver a casa.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-36840145666923810522011-11-01T18:33:00.001-06:002011-11-01T18:33:33.391-06:0072..<br /><br />Me dio vergüenza. Me dio asco. Me dio miedo. Me dio odio.<br /><br />Llegar a casa y encontrarte a ti mismo sentado en la sala, jugando Xbox, no está padre. Y menos cuando ese tú invasor tiene 8 años.<br /><br />Me dio vergüenza el cuchitril donde vivo, con las paredes escarapeladas, con una habitación diminuta, una cocina miniatura y una sala de juguete. Pero al móndrigo mocoso ese nido de ratas le parecía un palacio. Paseaba la vista por todos los rincones, con ojos abiertos, emocionado, repitiendo “¿De verdad es mío? ¿De verdad es mío?”. “No, pinche mocoso, es mío y me cuesta un huevo y la mitad del otro cada mes, pero es lo único que puedes pagar”, pensaba.<br /><br />Me dio asco mi soledad, la falta de otra presencia humana que no fuera por Internet en esa cueva inmunda, mi falta de amistades, mi sobra de petulancia. El chamaco ladraba emocionado “Y es sólo mía. Qué bueno. Así nadie tocará mis cosas”. Y quise gritarle “No, pendejo, nadie tocará tus cosas. No aunque se los pidas. No aunque se los ruegues. No aunque haya noches en que sea lo único que necesitas”.<br /><br />Me dio miedo ver la emoción que le daban mis 2 únicas posesiones valiosas: Un monitor LCD y una consola de videojuegos. Me asustó tanto ver lo poco que había cambiado, el escaso mundo que le había mostrado a ese niño. Y él reía y se emocionaba como un retrasado: “¿Y ya viste este juego? ¡Es mejor que las maquinitas que tienen en la farmacia de la esquina!”. Como podría decirle “No importa. Nunca tienes tiempo de jugarlo. Y es todo lo que tienes. ¡Todo!”.<br /><br />Y al final me dio odio. Sí, ese escuincle me dio odio. Un odio ciego a todo lo que era, a todo lo que fui, a todo lo que le fallé y él me falló a mí. Me le fui encima y lo ahorqué. Él me veía asustado, temblando. Tiraba patadas, chillaba. Se hizo pipí encima suyo y encima mío. Apreté tan fuerte que podía sentir los huesos quebrándose.<br /><br />Y así terminé con aquel que fui. Y así espero haber terminado con lo que soy. ¿Cuándo desapareceré? ¿Faltará mucho?<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7590274587076820534.post-65091750492291541082011-11-01T17:58:00.002-06:002012-01-21T05:23:07.501-06:0071..<br /><br />Nunca había podido olvidarla. Ese pelo de brillos dorados, su largo y blanco cuello, los ojos casi amarillos, su figura enfundada en esos vestidos ceñidos al talle y amplios de abajo, los senos de mármol firme apretados y palpitantes en el escote, los falsos modales delicados, su honesta desfachatez; ese ir por el mundo delicada y poderosa.<br /><br />Pero lo que sin importar el tiempo aparecía sin previo aviso en su mente, en esos lugares ajenos (y es que todos los lugares le eran ajenos), en esos momentos de soledad (todo su tiempo estaba lleno sólo de soledad), era su sonrisa pícara, encendida, brillante y magnífica, con labios más rojos que la suave caperuza que la cubría siempre.<br /><br />Así cómo no iba a reconocerla entre la multitud. Se veía igual, después de tanto tiempo: El pelo de sintéticos tonos, el cuello lleno de adornos artificiales, los ojos con pupilentes multicolores, su cuerpo casi desnudo y libre, los senos macizos y bamboleantes en la blusita de plástico, sin ninguna modestia fingida, con desfachatez rotunda y esa actitud tan suya de comerse el mundo.<br /><br />Y su instinto vibró como ya había olvidado que podía hacerlo. Una vez más tuvo un lugar en el universo (como si nunca lo hubiera perdido). De nuevo tenía un motivo (que por tanto tiempo había olvidado). Ahí veía de nuevo esa sonrisa siniestra con los femeninos labios manchados de sangre.<br /><br />Iniciaba la temporada de caza para el lobo.<br />.Blackpacohttp://www.blogger.com/profile/14775650790189724494noreply@blogger.com1