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- ¡PERO HAY NIÑOS EN MI CLÓSET!
- ¡Ay, m’ijo! ¿Cuántas veces te tengo que decir que los niños no existen? Basta. Duérmete ya, que has tenido días muy malos.
Y apenas el padre hubo apagado la luz, salido de la habitación y cerrado la puerta, desde adentro del armario, en la obscuridad, con un eco como si del interior de una cueva profunda o de un alto templo se tratara, se escucharon unas agudas voces cantar: “A Madrú, señores, vengo de la Habana, de cortar manzanas para Doña Juana…”. El pequeño monstruo supo que esa noche tampoco podría dormir.
“Tan-tán, ¿Quién toca a la puerta?”
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2 comentarios:
Esta es de mis favoritas. Las rondas para niños siempre me han parecido un tanto tétricas, y esta en especiel le da a tu cuento un aire que me gusta mucho...
Me quedo con las dos primeras líneas... hasta ahí me parece una minificción espectacular: no soy muy fan de los finales de sorprais... Felicidades, di hoy con tu blog y me parece muy chido.
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