jueves, mayo 21, 2009

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“Pase, marchanta, pase. Mire y compare. ¡Recuerdos! Recuerdos de todo tipo. Le vendo mis recuerdos. Mire, marchantita, mi primer beso. La primera novia, mire. La primera lágrima. El primer corazón que rompí, la última lágrima que derramé. Oiga, mire, recuerdos como nuevos. Baratos y para todos los gustos. Llévelos que hoy tengo que venderlos todos. Marchanta, lléveselos todos, de una vez. Las mentiras, los aciertos, las caricias y los golpes. Mire, chéquelos. No va a encontrar memorias como éstas en todo el tianguis, mire. Los remato que necesito que se vayan. Marchanta, no lo dude y llévelos que ya no quiero cargarlos de regreso a mi casa. De remate. De oferta. En promoción le doy mi mejor fiesta infantil con mi enfermedad. La primera vez que me miró con la ocasión en que me dijo adiós. Mire, güerita, baratos, casi regalados. Recuerdos. Lléveselos, por favor, marchantita, lléveselos”. Pero por más que bajaba los precios, a las clientas les seguían pareciendo muy caros.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es precioso, tiene un aire tan triste, tan nostálgico, tan bonito... me encanta...

Reptante dijo...

Pues... sí, concuerdo con lo expresado por tu musa. Tiene un aire de llanto y ternura que hace ver al Paco de plano como un quinceañero destrozado, que pide, suplica y casi casi que berrea, por que le den un borrón y una cuenta nueva. Y claro, los recuerdos son caros porque pesan, valen su peso en oro. Y es difícil despojarse de ellos. Cómo no.

Un placer pasar por tus tierras amigo.