viernes, mayo 15, 2009

5

.

Desde que tenía memoria sus sueños eran atacados por una pesadilla recurrente; un día normal, caminando bajo el tibio sol y con la seguridad que sólo da saberse sobre tierra firme, sin previo aviso su cuerpo comenzaba a vibrar y se elevaba, alejándolo del piso. Sus entrañas se revolvían, su cabeza daba vueltas y todas sus extremidades se estiraban para obtener un asidero, para regresar al suelo. El mundo era un amasijo incoherente y la desesperación embotaba sus sentidos hasta que, sin poder respirar, despertaba agitado y con el corazón queriendo explotar su pecho.

Tras unos momentos para calmarse, la libélula tomaba aire y, con un nudo en el estómago, batía sus alas y se alejaba volando su eterna angustia.
.

5 comentarios:

Blackpaco dijo...

¡Gracias, Llarena!

Nos vemos el lunes, gente. Gracias por leer.

Suerte y hasta pronto.

Francisco.

Karla dijo...

Órale, me gustó! Saludos

Tavoman dijo...

me acordé de un ejercicio que hicimos en el taller de Ciencia Ficción

Anónimo dijo...

¿En fin de semana no se trabaja?

Blackpaco dijo...

Sí se trabaja. Nomás no subo cuentos. :-P