lunes, junio 08, 2009

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Entró a la relojería desesperado. Vació su cartera, sus bolsillos, y depositó sobre el mostrador todo lo que llevaba, esperando comprar más tiempo para hacer las cosas bien, para tratar de impedir que ella se fuera. El relojero le vendió un reloj suizo finísimo, con chapa de oro blanco e incrustaciones de diamante, a mitad de precio, esperando que no le preguntara cómo funcionaba.
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3 comentarios:

Karla dijo...

Alguien, por favor, que me diga cómo echo a andar esta cosa.

Anónimo dijo...

Este me ha gustado especialmente... es precioso.

Sigue mintiendo, mi amor... sigue...

Anónimo dijo...

Concuerdo con Maya. Este me ha gustado a mi también, sobre todo la primera parte.

En mi humilde opinión, toda la historia está antes del segundo punto y seguido, el resto es un complemento.

R-